El síndrome del cuidador. Parte I


¿Quién no ha escuchado alguna vez hablar de este síndrome? Pero, ¿sabemos realmente en qué consiste? En esta entrada trataré de dar unas pinceladas sobre los síntomas que lo conforman para, posteriormente, proporcionar algunas recomendaciones que ayuden a amortiguar sus efectos. Entre los principales síntomas que pueden aparecer en las personas cuidadoras, y ante los que debemos estar alerta, son:

Pensamientos erróneos del tipo “soy la única persona que puede cuidarle”, “es mi obligación cuidarle”, “soy egoísta si quiero espacio y tiempo para mí mismo/a”.

Insomnio. Nos cuesta conciliar el sueño, nos levantamos de forma frecuente durante la noche, nos levantamos mucho más temprano que antes y nos cuesta volver a dormir.

Problemas físicos tales como temblores, fatiga, molestias digestivas, cefaleas, sudoraciones, tensión muscular.

Soledad y aislamiento. Dejamos de quedar con los amigos, ya no disponemos de tiempo para nosotros mismos.

Ansiedad. Acaloramientos o escalofríos, mareos, vértigos, sensación de falta de aire, taquicardia, sequedad de boca, mostrarse irritable por cualquier cosa, miedo a enloquecer o perder el control.

Depresión. Pérdida de interés por cosas que antes nos gustaban, ideas de muerte, abandono del aspecto físico.

En la segunda parte de este post, que publicaré en breve, abordaré aquellos aspectos que nos ayuden a reducir estos síntomas.

Una recomendación es participar en grupos de ayuda mutua con otros cuidadores para compartir experiencias y desahogarse con personas que se encuentran en la misma situación. En caso de derivar en depresión o ansiedad, consulte con un profesional.

“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”
Khalil Gibran

2 comentarios:

  1. interesante publicacion, es bueno saber todo por lo que un cuidador pasa,pero muchas personas lo hacen con verdadera dedicacion.

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    1. Hola María, tienes toda la razón, hay muchísima gente que se dedica por completo al cuidado de sus familiares y allegados y eso es algo verdaderamente admirable. Me alegra tenerte como lectora, un saludo.

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